Se cierra así una de las renovaciones que Ramón Calderón tenía pendiente desde hace un tiempo.
Guti es un superviviente nato desde que llegó al primer equipo. Casi ningún entrenador, por no decir ninguno, ha confiado en él ni como mediapunta, ni como mediocentro ni como delantero, y no ha podido o no ha sab
ido ganarse al público hasta hace bien poco.Empezó jugando escorado a la izquierda, donde se desaprovechó su increíble visión de juego.
Más tarde, ya con el bueno de Vicente del Bosque, jugó de delantero centro debido a una larga lista de lesiones que dejó al Madrid sin varios de sus atacantes, marcando al acabar la temporada la nada despreciable cifra de 14 goles.
Luego el técnico salmantino reúbico a Guti en el doble pivote en aquel equipo que contaba con el mejor Zidane, un Ronaldo con menos kilos y más ganas, y un omnipresente Makelele.
Ahí se descubrió la facilidad que tiene para dar esos pases al hueco que Ronaldo finalizaba como nadie más lo hacía y la certeza de que Guti tenía un imán en los pies.
A pesar de esto, nunca contó con la total simpatía de los siguientes entrenadores que llegaron al equipo blanco, y no ha sido hasta este año, debido a la falta de un centrocampista creativo, cuando fabio Capello está haciendo de él la piedra angular de este Madrid ''metalúrgico'', como bien lo ha bautizado Martí perarnau.
Seguirá habiendo gente que acuse a Guti de borrarse en los partidos importantes, también le echarán en cara que pierda los nervios cuando su equipo más lo necesita, e incluso habrá aficionados que consideren al madrileño un jugador mediocre, pero otros como yo seguirán esperando que toque la pelota e invente algo, un pase en profundidad de treinta metros que deje al delantero solo ante el portero, que empiece a tocarla y no pare hasta que el árbitro pite el final.
Habrá gente que, como yo, elija a Gutiérrez siempre en su equipo.
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